Parece inherente a los tiempos que corren el no prestar atención; el pasar por las cosas que suceden, por las que se ven y se escuchan, por las que se sienten, atolondrados y de cualquier manera. Así nos va, evidentemente.
Un abrazo atento, José Luis, y gracias por la visita.
La imagen me trae a la memoria la falta de atención de los pasajeros de cualquier avión respecto a las normas de seguridad que explican las azafatas. Salvo que estos transeúntes no han pagado billete por escuchar al guitarrista. Y pueden irse cuando quieran. Y pese a ello, todo parece indicar que permanecerán en sus asientos, con el respaldo vertical y la mesa plegada. Gran encuadre, compañero, osado y rico en matices.
Lo cierto es que ese "vuelo musical" era de poca altura (al pobre Albéniz lo dejó hecho un trapo); voluntad había, pero música y atención bien poca. Lo más curioso fue que al terminar la pieza la gente aplaudía -por fortuna el guitarrista, que intuyo sabía alguna cosa de la condición humana, decidió no hacer ningún bis-.
Por lo demás, gran alegría la mía, rica en abrazos y petons per tots vosaltres.
Por mucho que miro, no veo molestia alguna por tus palabras. La fotografía, si no recuerdo mal, la hice a principios de agosto, con lo que la escasez de ropa era ajustada a razón.
Ahora parece ser así, cada uno a lo suyo, lo siento sobre todo por el guitarrista, claro.
ResponderEliminarUn abrazo
Parece inherente a los tiempos que corren el no prestar atención; el pasar por las cosas que suceden, por las que se ven y se escuchan, por las que se sienten, atolondrados y de cualquier manera. Así nos va, evidentemente.
ResponderEliminarUn abrazo atento, José Luis, y gracias por la visita.
La imagen me trae a la memoria la falta de atención de los pasajeros de cualquier avión respecto a las normas de seguridad que explican las azafatas. Salvo que estos transeúntes no han pagado billete por escuchar al guitarrista. Y pueden irse cuando quieran. Y pese a ello, todo parece indicar que permanecerán en sus asientos, con el respaldo vertical y la mesa plegada. Gran encuadre, compañero, osado y rico en matices.
ResponderEliminarLo cierto es que ese "vuelo musical" era de poca altura (al pobre Albéniz lo dejó hecho un trapo); voluntad había, pero música y atención bien poca. Lo más curioso fue que al terminar la pieza la gente aplaudía -por fortuna el guitarrista, que intuyo sabía alguna cosa de la condición humana, decidió no hacer ningún bis-.
ResponderEliminarPor lo demás, gran alegría la mía, rica en abrazos y petons per tots vosaltres.
No quiero molestar con mis palabras. Hay mucha pantorrilla femenina en esa foto.
ResponderEliminarLa chica de la derecha, la del gorrito, le mira embelesada.
Saludos
Por mucho que miro, no veo molestia alguna por tus palabras. La fotografía, si no recuerdo mal, la hice a principios de agosto, con lo que la escasez de ropa era ajustada a razón.
ResponderEliminarGracias por la visita, Luna, y un abrazo.
Glub, glu, glub.
ResponderEliminarMe ha salido Luna en el comentario.
¿Me perdonas?
Ha salido Sol al saber que tú eras Luna.
ResponderEliminarPerdón acaba igual que ilusión, pues eso.