miércoles, 19 de febrero de 2014

Alter ego


6 comentarios:

  1. Harto de no hacer caso al médico (preocupado el hombre por mi creciente rigidez) a menudo inclino el pescuezo con la esperanza de alcanzar alguna de aquellas extrañas estatuas que menudean por el muelle. A base de tanto esfuerzo, a veces logro tocarles la suela del zapato.

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  2. Esas sirenas que menudean por los muelles del tal vez, esas estatuas que con un poco de suerte nos sonríen, tiene usted razón que pueden aliviarnos de algunas rigideces. Otra cosa muy distinta es dilucidar el porqué los calcetines tienden al suicidio.
    Sus visitas y sus textos son baile de entoldado en fiesta mayor de pueblo pequeño.

    Un petó.

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  3. Maldita sea, no me había dado cuenta: es cierto, hay hombres boca abajo enterrados en los muelles y lo peor es que llevan botines de charol pasadísimos de moda. Ya no volveré a sentarme sobre ellos, o al menos, ya no lo haré con la misma despreocupación.

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  4. Mi querido amigo, harás bien. En los muelles, y en otros muchos lugares, hay hombres y mujeres enterrados boca a bajo esperando vete a saber qué. Y no te digo los que están enterrados panza arriba. En esos casos todavía hay que ser más cuidadoso y precavido (un bofetón enorme y metálico puede dar al traste con años de exquisitos cuidados dentales…).

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  5. Pienso que si se presta la debida atención los "objet trouvé" se vuelven incontables.

    Que te haya gustado me gusta.

    Un abrazo, Nán.

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