Precisamente esos contrastes, Luis, entre un cierto caos -y una evidente pobreza- y esa hermosa sonrisa -aferrada al móvil como si de una esperanza se tratara- es lo que me atrajo la atención. Gracias por estar y un enorme abrazo.
Estamos en Katmandú, ahora sí, ya nos aturde el ruido de los motores, el nos rodea el desorden que es solo desconocimiento nuestro, ya nos atrevemos, o casi, a cruzar la calle, con todo lo que ello conlleva. Con esa sonrisa estamos en Katmandú.
Un nodo de mostrar las diferencias entre uno y otro mundo. Y todo con una sonrisa. Pura magia.
ResponderEliminarUn abrazo
Precisamente esos contrastes, Luis, entre un cierto caos -y una evidente pobreza- y esa hermosa sonrisa -aferrada al móvil como si de una esperanza se tratara- es lo que me atrajo la atención.
ResponderEliminarGracias por estar y un enorme abrazo.
Estamos en Katmandú, ahora sí, ya nos aturde el ruido de los motores, el nos rodea el desorden que es solo desconocimiento nuestro, ya nos atrevemos, o casi, a cruzar la calle, con todo lo que ello conlleva. Con esa sonrisa estamos en Katmandú.
ResponderEliminarI el bus... ja trigava.
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