A decir verdad, y dado el "tono" de la mirada de la modelo, un servidor se queda con la del dibujo (estoy convencido que nunca me perderá de vista...).
Eso fue lo "provocó" la fotografía; ese "revoltijo de miradas" con sus correspondientes y posibles lecturas (por lo demás, tienes razón en que ese retratista no debe de ser de los que tiene una técnica más depurada...)
Momentos decisivos, sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo
A decir verdad, y dado el "tono" de la mirada de la modelo, un servidor se queda con la del dibujo (estoy convencido que nunca me perderá de vista...).
ResponderEliminarUn abrazo, José Luis, y gracias por la visita.
Venía a decirte que yo siento que me mira la del cuadro y vas y me pisas el comentario, ¡anda, hijo!
ResponderEliminarBueno, me alegro de coincidir.
Besos.
Soy un poco patoso -mentira cochina- y por ese motivo jamás bailo con botas de montaña.
ResponderEliminarY yo que coincido con tu alegría. Besos buenos.
El fotógrafo mira. El retratista mira. La del cuadro mira al fotógrafo. La modelo mira al fotógrafo y todos los demás miramos el conjunto ¡Genial!
ResponderEliminarNo sé en que otra bella dama pensaba el retratista. Cualquier parecido con la realidad es pura fantasía.
Así cualquiera sale bien en un retrato :)
Un abrazo
Con la boca tapada, la mirada habla, más que el dibujo.
ResponderEliminarGenial momento, Josep.
Eso fue lo "provocó" la fotografía; ese "revoltijo de miradas" con sus correspondientes y posibles lecturas (por lo demás, tienes razón en que ese retratista no debe de ser de los que tiene una técnica más depurada...)
ResponderEliminarUna "miríada" de besos.
Una "buena" mirada saca a bailar a cualquier fotografía (me gusta pensar que es algo parecido a un regalo).
ResponderEliminarUn abrazo, XuanRata