Como las cerezas que nunca vienen solas, también los chupitos se van llamando unos a otros, como un eco que termina en los vapores de los tiempos pasados que a veces salen a nuestro encuentro en la esquina menos pensada.
En lo mínimo ando yo enzarzado, querido Xuan, por ver si le cojo el ritmo a este hermoso y desconcertante baile. Esa mujer, esa silla, ese mínimo comercio de chupitos apuntan a ello. Abrazada enorme.
"Encoge el corazón", cierto, querido Nán, y también te aligera los pies y el alma (se podría decir que te quita peso, esa sobrecarga de "enormidades" absurdas que nos circundan. Abrazo enorme.
Como las cerezas que nunca vienen solas, también los chupitos se van llamando unos a otros, como un eco que termina en los vapores de los tiempos pasados que a veces salen a nuestro encuentro en la esquina menos pensada.
ResponderEliminarNo hacen falta demasiadas cosas para sentirse a gusto.
ResponderEliminarTampoco demasiados elementos para lograr una espléndida foto. Un abrazo
En lo mínimo ando yo enzarzado, querido Xuan, por ver si le cojo el ritmo a este hermoso y desconcertante baile. Esa mujer, esa silla, ese mínimo comercio de chupitos apuntan a ello.
ResponderEliminarAbrazada enorme.
Toda toda la razón, Luis. Para sentirse a gusto lo poco es casi todo.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Esa anciana y su "salida comercial" encoge el corazón.
ResponderEliminarEsa posibilidad de tomar un chupito mientras caminas lo anima.
"Encoge el corazón", cierto, querido Nán, y también te aligera los pies y el alma (se podría decir que te quita peso, esa sobrecarga de "enormidades" absurdas que nos circundan.
ResponderEliminarAbrazo enorme.