Siempre la distancia. Ella parece ser ahora la inquilina por excelencia en nuestras vidas. De uno en uno, no valen los grupos, todo es aislamiento, un espacio que nos arropa y que sin embargo está plagado de miedos, de sospechas, de no reconocernos en los otros, aquellos que venían siendo nuestra referencia Esa escalera a la espera de pisadas y pisadas que ahora quedaron confinadas y que callan detras de las puertas y ventanas. Toda una historia. Un abrazo Josep
Querido Luis, precisamente eso es lo que me quiere "contar" ahora esta fotografía que hace ya algunos años me vino a buscar en Arlés. Una escalera -la vida- que parece exigir risas y abrazos y que estos días quien más quien menos sube en soledad.
Siempre la distancia.
ResponderEliminarElla parece ser ahora la inquilina por excelencia en nuestras vidas. De uno en uno, no valen los grupos, todo es aislamiento, un espacio que nos arropa y que sin embargo está plagado de miedos, de sospechas, de no reconocernos en los otros, aquellos que venían siendo nuestra referencia
Esa escalera a la espera de pisadas y pisadas que ahora quedaron confinadas y que callan detras de las puertas y ventanas.
Toda una historia.
Un abrazo Josep
Querido Luis, precisamente eso es lo que me quiere "contar" ahora esta fotografía que hace ya algunos años me vino a buscar en Arlés. Una escalera -la vida- que parece exigir risas y abrazos y que estos días quien más quien menos sube en soledad.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Luis.
Quién es la escultura y quién la figura viva. La fotografía las iguala, la luz las confunde. Y la áurea proporción las envuelve en un mismo giro.
ResponderEliminarFantástica.